EDAD COMTENPORANEA

edad contemporanea

En el proceso de transición del Antiguo al Nuevo Régimen, sin duda alguna uno de los aspectos más destacables, por lo que se refiere a la desamortización eclesiástica fue la venta del convento de Santa María de los Angeles, en torno al cual se habían generado leyendas y tradiciones de gran arraigo popular y que fueron analizadas antropológicamente por Alejandro Guichot.
Al mismo tiempo, su término se consolida como una zona de predominio de la gran propiedad. A comienzos del siglo XIX aún se produjeron repoblaciones dentro de su término, continuación de las ilustradas de la centuria anterior, aunque ahora se trata de una repoblación señorial, que dio lugar a la creación de la aldea de San Calixto.
Proclamada la II República, se procedió a una segunda vuelta de las municipales, y así, se pasó de un ayuntamiento con doce concejales monárquicos a otro con igual número de republicanos-socialistas.
Una vez instaurada la democracia en España; en Hornachuelos los partidos políticos que cuentan con representación son: P.S.O.E, IU, PP. En el 1991 entra a formar parte de la corporación otro nuevo grupo, el Grupo Independiente de Hornachuelos (G.I.H.).
A partir de las elecciones de mayo del 2003 la formación política del Ayuntamiento de Hornachuelos es GIH, PSOE, IU, PA.
Pueblan el término un total de 5.000 habitantes.
Pertenece al partido judicial de Posadas.

EDAD MODERNA

edad moderna
En la primera mitad del siglo XVII, Hornachuelos pasó a ser una villa de señorío. Por escritura de 7 de agosto de 1637, consta que el rey concedió a don Lope de Hoces, miembro de los consejos de Guerra y Hacienda y almirante de la Armada, en pago por los más de 40.000 ducados que le debía, la jurisdicción y señorío de la villa de Hornachuelos y alcaldía de su castillo, debiendo don Lope servir al rey con 3.000 ducados, como complemento al precio de esta donación. En 1640 se erigía en condado en favor de don Alonso Antonio de Hoces, primer conde y segundo señor de la villa, en beneficio de los servicios prestados al rey por su padre, que murió abrasado en el galeón Santa Teresa en 1639, luchando contra los holandeses en el puerto de Dumas.
Hacia mediados del siglo XVIII la villa se componía de unos 180 vecinos, además de dos comunidades de religiosos. De estos vecinos son muy pocos los que podían subsistir por sí mismos, y aún menos los que podían mantener a otros, viéndose muchos de ellos obligados a mendigar. La economía se basaba fundamentalmente en la agricultura. Los productos endógenos eran: trigo, cebada, garbanzos, escaña, arvejones prietos, jeros, aceite, vino, miel, cera, habas, seda y zumaque. A excepción de la miel, la cera, la seda y el zumaque de los que había excedente, que se vendía a las ciudades de Córdoba, Sevilla y Ecija, el resto de los productos eran insuficientes y tenían que comprarlos la mayoría de los años en otros pueblos. La ganadería existente era de subsistencia. En los años de malas cosechas, que se sucedían con bastante frecuencia a lo largo del siglo XVIII, los vecinos de la villa se encontraban sin el principal sustento del hombre, el pan. Para paliar los desastrosos efectos del hambre existía el pósito, de donde sacaban el trigo que se entregaba a los panaderos para el abasto del común; a él acudían también los labradores de escasa fortuna a pedir trigo prestado para la sementera, obligándose a devolverlo el día de Santiago, dando un celemín por cada fanega de trigo prestado.
En lo referente a la sanidad, la villa careció de servicios médicos durante largos periodos de tiempo, lo que causaba graves perjuicios al vecindario que carecía de medios para trasladarse a 1a villa vecina en casos de necesidad sanitaria. Es a mediados del siglo XVIII cuando se estableció un médico en Hornachuelos. La villa careció de escuela hasta el año 1737, en que fue creada por decreto del señor conde, a petición del consejo. Las obras públicas eran muy importantes, pues sin ellas la villa se hubiera quedado aislada. Había que reparar los caminos que salían para Sevilla, Córdoba y Extremadura, que además estaban intransitables, allanar el vado del castillo en el río Bembézar, muy cercano a la villa y necesario para el comercio; componer el puente de Moratalla talla sobre el río Bembézar, que estaba derrumbado e impedía la comunicación con Sevilla y hacer una barca para navegar por el Guadalquivir, que permitiera el comercio desde el pueblo a las tierras de su término situadas en la otra orilla. De una amplia extensión de campiña y montes no se beneficiaban los vecinos de la villa por falta de comunicación entre ambas orillas del río. Uno de los continuos problemas que tenía Hornachuelos era la conducción de agua, para el consumo de los vecinos, desde su nacimiento a la fuente principal, que llamaban de la Plaza. " Había que llevar a cabo continuas limpiezas de la misma, ya que el paso de animales provocaba su hundimiento y, por tanto, su detención e infección.
Tradicionalmente se celebraban en la villa varias fiestas religiosas: la Purificación de Nuestra Señora, el Domingo de Ramos, el Corpus Christi y la del santo patrono San Abundio. Esta última es la que se celebraba con más solemnidad; se hacían repiques de misa mayor, procesión, fuegos artificiales, agasajos e incluso, alguna vez, se celebraron corridas de toros. A San Abundio y al Cristo que se veneraba en la ermita de Nuestra Señora de la Peña se hacían rogativas cuando había sequía o se producía alguna catástrofe natural, como la ocurrida en el año 1755, en que una plaga de langosta ocasionó incalculables pérdidas en las cosechas. En el término de la villa había dos conventos: el de San Basilio, que llamaban del Tardón, con una comunidad de más de cien religiosos, situado a unas tres leguas de distancia, y el convento de San Francisco de Asís, que llaman de los Angeles, situado a media legua de la villa, y compuesto por treinta religiosos. Dependiente de este último estaba la hospedería u hospital de la Caridad para pobres transeúntes, que servía también como almacén de granos y objetos.

EDAD MEDIA

edad media
El origen de la actual población de Hornachuelos, en cuyas tierras han aparecido restos visigodos, se remonta a la época musulmana. Su amplio término, que estuvo poblado de tribus árabes (Qays y Kalb) y beréberes (Hawwara), perteneció a dos coras. Mientras que la zona septentrional, donde se localizaban algunas fortalezas y pequeños núcleos urbanos, se incluía en la de Fahs al Ballut, la meridional formaba parte de la de Córdoba, concretamente del Iqlirn o distrito de Lawara (mesas de Guadalora, al norte de Palma del Río). En esta última zona se encontraba Hornachuelos y el castillo de Murad (actual Moratalla) nombre debido a la tribu yemení de los Murad, donde había un manzil (posada o albergue para los caminantes).
En el siglo XII, según nos transmite el viajero Al-Idrisi, Furnayulus topónimo árabe por el que se conoce la actual Hornachuelos era una ciudad amurallada, de relativa importancia, que se encontraba rodeada de numerosas viñas y huertas, existiendo en sus proximidades minas de oro y plata. Serían precisamente estas explotaciones mineras, junto a su buena situación en el camino de Córdoba a Sevilla por la margen derecha del Guadalquivir ruta muy transitada durante toda la Edad Media, los factores que, como señala A. Arjona Castro, determinarían su importancia. En dicho camino se encontraba, según indica el geógrafo Al-Udri, una parada de postas llamada Ambassar (Bembézar). Igualmente, junto al río Retortillo, en el límite entre ambas provincias, pero dentro del antiguo reino de Córdoba, se localizaba el castillo de Malbal, conocido en época cristiana como Toledillo o Malapiel.
Fernando III reconquistó en 1240 Hornachuelos y Moratalla, que fueron puestas fajo jurisdicción del concejo de Córdoba en 1254 por Alfonso X. Ese mismo año sus iglesias se vincularon al obispado de esta ciudad, creándose en Hornachuelos, debido quizás a su extensión, dos parroquias (Santa María y San Salvador), cuya delimitación, al igual que la de Moratalla, fue realizada por el obispo don Fernando de Mesa en 1272. Mientras que las de Hornachuelos, que aparecen ya unidas en 1380, pertenecían al arcedianato de Pedroche, la de Moratalla se vincularía al de Córdoba. En los años siguientes al repartimiento y repoblación de estas tierras convivieron dos comunidades: la cristiana y la musulmana, desapareciendo esta última a partir de 1264, con motivo de la sublevación de los mudéjares.
Hornachuelos y las villas vecinas de Posadas y Palma del Río tendrán pleitos durante el siglo XIV (1314 y 1369 respectivamente), al no respetarse los derechos de cada una de las comunidades de estas poblaciones. En el Siglo XV se llega a un acuerdo entre la orden de Calatrava y la ciudad de Córdoba sobre términos de Fuente Obejuna, Bélmez y Hornachuelos (1464).
La solución del pleito de la familia Portocarrero sobre la villa de Moguer va a conducir, como señala M. Nieto Cumplido, a la señorialización de Hornachuelos en 1444 por privilegio de Juan II a Martín Fernández Portocarrero, señor de Palma del Río, que siete años después renunciará a ello. En 1454 la fortaleza de Hornachuelos está en poder de don Pedro Fernández de Córdoba, señor de Aguilar, conservando su sucesor, don Alfonso de Aguilar, la tenencia de la misma durante las guerras civiles del reinado de Enrique IV. En esos años se realizan importantes obras en ella, de la que don Alfonso es desposeído en 1478 por los Reyes Católicos, si bien le prometen que se la restituirían si el hijo del conde de Cabra no entregase la de Almodóvar del Río. En 1485 los monarcas dan su tenencia a Tello de Aguilar. Una descripción de los restos de la fortaleza y del recinto amurallado nos la ofrecen varios autores, entre ellos Ramírez y de las Casas-Deza y Nieto Cumplido.
La diversidad de paisaje existente en el amplio término de Hornachuelos, cuya villa tenía 246 vecinos equivalentes a unos 1.100 habitantes en 1530, dio lugar a una economía variada. Junto a la producción agrícola (cereales, vino y aceite) y ganadera, destaca también la caza, al estar ocupadas una gran parte de sus tierras por montes y, por tanto, sin cultivar, y la pesca obtenida en el río Bembézar, donde a mediados del siglo XV se está construyendo un puente (1451).
Son varias las familias cordobesas, de cierta importancia en la ciudad, que tenían propiedades en Hornachuelos y su término (Mexía, Hoces, Henestrosa, Gutiérrez de los Ríos. Venegas. etc.). Los Gutiérrez de los Ríos se encuentran vinculados desde la primera mitad del siglo XV a las heredades que en época moderna constituirán el marquesado de Escalonias. Por su parte, Luis Venegas, que aparece en 1492 como señor de Moratalla núcleo de población concedido a mediados del siglo XIII a Gondruenda Ruiz, exige el pago de ciertos derechos a los carreteros de Córdoba que atraviesan los términos de esta villa en dirección a Sevilla.
La presencia de ermitas en el término de Hornachuelos está documentada desde el siglo XIV, ya que en 1380 se hace referencia a la de Santa María de la Sierra. En 1489 fray Juan de la Puebla (Gutiérrez de Sotomayor, conde de Belalcázar, antes de ingresar en la vida religiosa) funda cerca de Hornachuelos el convento franciscano de Santa María de los Angeles. Igualmente se constata vida eremítica a fines del siglo XV (1495).

TOPONIMIA

HORNACHO
El nombre de esta población cordobesa es de origen mozárabe. Deriva de la palabra fornix, -icis, con el significado de "bóveda subterránea", "túnel" o "roca agujereada". Todos parecen derivar del mismo radical fornax, porque los hornos de cal o de alfarero suelen construirse en forma de bóveda. De ella deriva hornacho, "concavidad que se hace en la montaña para extraer minerales", con el sufijo mozárabe -acho (o bien los sufijos eceus o aculu).
Por eso Al-Idrisi (siglo XII) e Ibn Al-Abbar (siglo XIII) escriben furnayulush o funaywelush, señalando el primero la existencia de minas de plata y oro en un paraje cercano a Hornachuelos llamado Al-mary, hoy denominado Almarfa.

EDAD ANTIGUA

edad antigua
Algunos historiadores han identificado a Hornachuelos con Celti, oppi-dum o poblado fortificado del Conventus hispalensis (Plinio, Naturalis Historia III, 11) y mansio o punto de descanso de una vía romana que unía Astigi (Ecija) con Emerita (Mérida) Itinerario de Antonino, 413,3-; no obstante, los estudios más recientes tienden a situar dicha población en los municipios de Peñaflor o de La Puebla de los Infantes.
Al norte de Hornachuelos los restos de época romana son escasos y bastante tardíos, como la inscripción de IUSTA aparecida en San Calixto y fechada en el 663 d.C. La pobreza agrícola y el accidentado relieve limitarían fuertemente el restablecimiento de asentamientos humanos fijos en la zona norte y centro del término en época romana, reduciéndose las actividades en este territorio a la explotación de sus recursos mineros (plomo argentífero y cobre). El mineral sería transportado hasta las poblaciones cercanas situadas en las riberas del Guadalquivir, como Detumo (Posadas) y Cárbula (Almodóvar), donde era fundido y comercializado. La fundición de metales en las riberas del Guadalquivir pertenecientes al término municipal de Hornachuelos está constatada en el Bronce Final, pero no en época romana.
En la zona sur de Hornachuelos se dio una fuerte implantación rural, como nos confirman los restos de las numerosas villas encontradas en ella indicándonos que las actividades económicas principales fueron las derivadas del cultivo del olivo y de la producción y comercialización del aceite. Dichas actividades están confirmadas por la aparición de molinos de aceite en el cortijo de El Bramadero y en la huerta de San Sebastián; de villas con obras hidráulicas para almacenar agua en el molino de Guadalora, en el cerro de Los Vuelos y en el cortijo de Isla de la Jurada, donde se fabricaban las características ánforas globulares hispánicas destinadas al envasado de aceite en Moratalla, Villa Cisneros y el cortijo del Carrascal. Todos estos hallazgos muestran las fuertes inversiones realizadas en época romana y la infraestructura existente, destinada a obtener los mejores rendimientos posibles de la industria aceitera.
Desde los lugares donde la aceituna era prensada, el aceite se llevaba hasta los puntos de embarque existentes en el Guadalquivir, donde se trasvasaba a las ánforas oleícolas y se embarcaba en naves fluviales para ser comercializado en otras partes del Imperio Romano.
Por Hornachuelos pasaba un importante camino desde época republicana, la vía Corduba-Hispalis, que unía los principales núcleos urbanos de la margen derecha del Guadalquivir. La vía procedente de Posadas discurre próxima al río, por la cañada de Posadas a Peñaflor, franqueando el río Bembézar por un puente situado al sur de la estación de ferrocarril de Hornachuelos.


ARQUEOLOGÍA


Desde los albores del Bronce Final se documenta una intensa explotación de los ricos suelos agrícolas de la Vega del Guadalquivir y de los ríos Retortillo y Bembézar. Los asentamientos son pequeños, situados en las proximidades de los cauces fluviales, por lo general sobre pequeñas elevaciones que los protegieran de las periódicas crecidas. Las estructuras de habitación típicas son las que conocemos como "fondos de cabaña", de las que se ha excavado una en el yacimiento conocido por “El Ochavillo”.
Durante el Orientalizante, estas comunidades asimilan los estímulos coloniales que, desde el litoral, remontan el Guadalquivir, Hacen ahora su aparición las primeras cerámicas a torno y se produce una reestructuración en el poblamiento, que tiende a una concentración en asentamientos de mayor entidad que los de la etapa precedente Diversos indicios apuntan a la posible existencia de un importante hábitat correspondiente a estos momentos y a época ibérica en el solar del actual Hornachuelos, al tiempo que perduran varios de los pequeños poblados de la etapa anterior, como Carneriles.
Esta situación no parece haberse modificado de un modo sustancial en los primeros momentos, de la presencia romana en la zona. Sin embargo, la rápida puesta en explotación de los recursos mineros y, en especial, agrícolas, se traduce en torno al cambio de era, en una espectacular eclosión de pequeños asentamientos rurales en ambas márgenes del Guadalquivir, Muchas de estas villas, como las de Cortijo de Monte Alto, Molino de Guadalora, La Jurada, El Carrascal, VilIacisneros, Moratalla o El Bramadero, estuvieron en funcionamiento, a juzgar por algunos tipos de sigillatas claras, hasta momentos muy avanzados ya de finales del siglo IV.
Por último, y en relación con la fase más tardía de estas villas, debemos señalar la presencia de diversas necrópolis, de entre las que sobresale la recientemente excavada en “El Ochavillo” que ha proporcionado varias decenas de sepulturas de inhumación con un ajuar constituido por vasos cerámicos, jarras de bronce, broches de cinturón, etc. También de una necrópolis tardoromana procedería un fragmento de sarcófago que se conserva en la parroquia de Hornachuelos.

PREHISTORIA

prehistoria

Hornachuelos es el más extenso de los términos municipales de la provincia, después de la capital. Tiene el inconveniente de ser, a su vez, el más intrincado relieve y abrupto paisaje a la hora de buscar restos prehistóricos en él, particularmente en la zona más septentrional del mismo. A pesar de esos inconvenientes, Hornachuelos brinda una buena cantidad de cuevas, la mayoría sin explorar ni estudiar, así que en la actualidad están en proceso de estudio, previo a su excavación.
Instrumentos de sílex tallados del paleolítico se localizan desde la zona más septentrional (La Muela) a la más meridional (Fuente del Membrillo), que nos están hablando de la presencia de cazadores de aquella época en la zona del Guadalquivir y del Bembézar.
Nuestra información sobre la prehistoria de esta zona se interrumpe hasta llegar a la Edad de los Metales, época a la que podrían adjudicarse los restos cerámicos hallados por J.Bernier en una de las cuevas, que junto con la del Risquillo y la de Cárdenas configuran un interesante grupo.
Sin duda, lo que más relieve tiene son los vasos campaniformes de El Bramadero, en primer lugar por señalar un punto más de su presencia en el valle del Guadalquivir, y en segundo por la calidad del producto. El primer hallazgo acaeció en 1950, efectuado por el entonces comisario local de excavaciones, señor Martínez Lora, consistente en una vasija de tipo campaniforme y un pequeño puñal de bronce. Ambos objetos estaban depositados en el interior de una fosa rectangular, excavada en el suelo, con las paredes recubiertas por lajas de piedra. Aunque su aspecto era el de una tumba tipo cista y los materiales que contenía son típicos del ajuar de los enterramientos con campaniforme, no se hallaron restos humanos en su interior.
El vaso campaniforme, completo y en buen estado de conservación, era de la forma cazuela, ancha y baja, con la característica decoración incisa en bandas horizontales que se entrecruzan en la base. El puñal, de algo más de catorce centímetros de longitud, es triangular, alargado, con una pequeña lengüeta para el enmangue. El análisis metalográfico reveló que se trataba de bronce arsenicado, es decir, cobre aleado con una pequeña proporción de arsénico, uno de los más primitivos sistemas de aleación metalúrgica.
Años más tarde, en 1954, los señores Martínez Lora y Martínez Boloix llevaron a cabo una excavación en la misma fínca, en un lugar próximo a aquel en que se denominó cueva neolítica artificial, apareciendo, entre otros fragmentos cerámicos, uno de campaniforme y un cuenco completo de cerámica sin decorar, además de otro cuchillo de metal algo más pequeño que el anterior, pero con composición metálica idéntica.
No cabe duda que el Guadalquivir sirvió de vía a la difusión del fenómeno campaniforme hasta el interior de Andalucía, como lo prueban diversos hallazgos que se han realizado. Las cerámicas campaniformes de El Bramadero y los puñales asociados a las mismas son una clara muestra de ello.

HISTORIA DE HORNACHUELOS

HORNACHUELOS SU HISTORIA Y SU ARCHIVO MUNICIPAL

Mª Carmen Martínez Hernández

Directora del Archivo de la Diputación de Córdoba

El Archivo Municipal de Hornachuelos comenzó a organizarse en 1985 con una beca concedida por la Diputación Provincial de Córdoba , dentro de su campaña de recuperación del patrimonio documental municipal de nuestra provincia .

La labor realizada de inventario por el becario Carlos Ruiz Caballero y continuada actualmente por Oscar Morales Pérez, han puesto a disposición de los investigadores y estudiosos de la historia de Hornachuelos una documentación bien organizada . En base a tal labor , testimoniada en el inventario de las series documentales del Archivo Municipal de Hornachuelos , escribo algunas reflexiones sobre historia de los pueblos y como ésta, siempre fiel reflejo , aunque en miniatura , de la historia nacional . Un simple vistazo a los inventarios de la documentación municipal nos ofrece las vicisitudes por la que pasó la provincia , y aunque tenga rasgos generales a todos los pueblos, también ofrecen sus peculiaridades. Veamos que nos ofrece en Hornachuelos.

Al igual que en el resto de los municipios de la provincia de Córdoba, este archivo se organizó siguiendo el mismo cuadro de clasificación de los documentos municipales y se estructura en 16 secciones que detallaremos en otra ocasión . Aunque algunos de los documentos más atrayentes ya han sido puestos en relieve en otro lugar de esta revista , vamos a incidir un poco más en lo contiene este archivo y que refleja grosso modo su historia.

En todo archivo municipal podemos distinguir dos tipos de series documentales. Las permanentes , es decir , aquéllas de larga duración que deben persistir a lo largo de toda gestión municipal , como pueden ser los libros de actas capitulares, los que recogen las disposiciones normativas ( leyes , decretos , órdenes , etc.) y especialmente las de tipo económico: cuentas de los bienes propios y comunes ; el pósito ; los impuestos y contribuciones ; los padrones de vecinos ; censos económicos ; presupuestos municipales ; etc. Y las llamamos de larga duración porque teóricamente deben persistir desde la creación de los ayuntamientos hasta nuestros días .

Hay otro tipo de series , las que denominaremos documentación seriada no permanente , aunque tenga mayor o menor duración . Responden a determinados temas que aparecen en periodos cronológicos más o menos largos , pero que se interrumpen para luego volver a reaparecer. Podríamos decir que es una documentación intermitente , surge ante determinadas cuestiones políticas , sociales , económicas , etc., que una vez resueltas , al menos circunstancialmente , no siguen generando este tipo de documentación, es decir , se interrumpe , pero esos mismos problemas pueden volver a plantearse lo que determina que se reanuden esa serie de expedientes . Como muestras podemos citar lo relacionado con temas militares , pues hasta que en el siglo XIX se reclutaban a los hombres en función de las guerras que había o también los problemas que plantean los deslindes o amojonamientos según se modifica el termino municipal . Las cuestiones de beneficencia , educación sanidad también pertenecen a este tipo de series .

Hay otro tipo de documentación totalmente circunstancial, episódica, surge en un momento dado ante un problema determinado y que no tiene precedentes ni se repite posteriormente como ocurre con los problemas del bandolerismo en la centuria pasada .

Las largas series documentales de carácter permanente, teóricamente debían de ser continuas en todos los archivos municipales, son sin embargo, las que sufren una serie de cortes por razones totalmente ajenas a la elaboración de los documentos, a la gestión municipal . En líneas generales podemos decir que son dos los grandes causantes de esos cortes documentales: la incuria humana ( el afán destructor del hombre por eliminar testimonios escritos o por despreocupación cultural ) y los conflictos bélicos .

Es, sin embargo en este sentido , donde el Archivo Municipal de Hornachuelos es atípico , no hay apenas cortes , en sus series documentales permanentes. Es como si los grandes conflictos bélicos que desgarraron el país y a Andalucía a lo largo de los siglos, no afectaran gravemente a Hornachuelos . Y , además , tuvo la suerte de que ningún vándalo , funcionario o político , decidiera vender o quemar los papeles de la gestión municipal y que constituyen uno de sus más importantes patrimonios culturales , el histórico – documental . Afortunado como pocos, este pueblo conserva casi intacta la memoria histórica de la vida de sus antepasados a través de los papeles en que los escribanos municipales, habitantes del pueblo en definitiva , dejaron testimonio de su quehacer diario, de sus problemas, de sus conflictos internos y de las presiones, demandas y recaudaciones de la política nacional .Es , tal vez, uno de esos ejemplos para la Historia y los historiadores, en los que el ámbito reducido a una pequeña comunidad , donde el protagonismo de sus habitantes no ha quedado empañado por los acontecimientos estelares de la gran Historia, por que el verdadero protagonista de aquélla es el ser humano, los hombres y mujeres “sin historia “de todos los pueblos .

Y sin embargo , Hornachuelos no queda al margen de la historia sino que forma parte de ella porque refleja como en miniatura todo el proceso evolutivo del país como voy a intentar exponer brevemente.

Para el Archivo Municipal de Hornachuelos su historia comienza muy tardíamente, a fines del siglo XIV , parece ser que hasta ahora , el documento más antiguo es el pleito firmado por los Reyes Católicos en 1496 . Por esas fechas el municipio de Hornachuelos era uno de los 21 lugares de realengo, su jurisdicción dependía directamente de la ciudad de Córdoba desde que fue conquistada por Fernando III en 1240; pero el archivo no conserva testimonio de este evento; aunque sí de otro muy importante que guarda estrecha relación con la historia nacional . En el siglo XVII , los monarcas deseosos de mantener la hegemonía española en el exterior van a estar muy necesitados de dinero, Don Lope de Hoces y Córdoba prestó a Felipe IV 40.000 ducados y a cambio el Rey vendió en 1637 la jurisdicción sobre Hornachuelos, más otros 3.000 ducados que aportó Don Lope. Algunos años después la erigió en condado y otorga el título de Conde de Hornachuelos a Don Lope; será su viuda Dña. Aldonza de Hoces y Haro quien recogerá todos los privilegios inherentes al condado y que se recogen en el libro de privilegios de la villa. El siglo XVIII se caracteriza , también en Córdoba, por el intento de la Corona de que todos los pueblos y villas se emancipen de la jurisdicción señorial y revengan a la real , - lo que hoy llamamos administración central -, pero no es Hornachuelos uno de ellos. Será el decreto de Cortes Generales de 6 de agosto de 1811 el que suprima los señoríos jurisdiccionales .

LOS DOCUMENTOS LEGISLATIVOS

Hay una importante serie de disposiciones normativas, reales órdenes y decretos, tanto emanadas del poder central como de los corregidores de la villa a lo largo del siglo XVI, XVII y XVIII, a través de los que se puede analizar cuales son las directrices que se imponen desde la Corte o de Córdoba . La respuesta local a estas directrices políticas es lo que hoy podemos seguir a través de las cuestiones planteadas y debatidas en los calbidos capitulares. La colección legislativa de España se conserva desde 1860.

LOS LIBROS DE ACTAS

Las series de actas capitulares son la colección de libros donde se resumen todos aquellos debates y las resoluciones que el calbildo municipal vota. Esta serie es importantísima, es uno de los ejes vertebradores de la historia municipal de un pueblo. Lo más curioso de este archivo de Hornachuelos es que esta serie, vital para su historia, no sufre apenas interrupciones. Las primeras comienzan en 1572 y continúan hasta nuestros días, no aparecen, al menos desde los simples inventarios, que los grandes conflictos bélicos provocados por inversiones o presencias de tropas extranjeras, como fueron la Guerra de Sucesión (1700-1714 ) o la Guerra de la Independencia un siglo después (1808-1814), afectase de modo sustancial a la vida municipal y por ende a sus testimonios escritos: las actas capitulares . Ni tampoco las luchas fratricidas que asolaron nuestro país hasta tiempos recientes, o los periodos revolucionarios, interrumpieron las colecciones documentales. Obviamente , analizando estas actas y estos documentos debe reflejarse el devenir histórico general , pero aquí estamos exponiéndolo desde el punto de vista estrictamente archivístico, el de la permanencia o no de las series documentales.

Aunque la obligatoriedad de llevar un libro de actas capitulares, como de recoger las cartas, órdenes y privilegios, es más antiguo. Va a ser el nuevo régimen político-administrativo implantado en el segundo tercio del XIX cuando se va unificando cierto tipo de documentación, especialmente la económica, como son los presupuestos municipales que aparecen de forma continua como tales desde 1886, sin embargo, las cuentas de aprovechamiento del patrimonio municipal son mucho más antiguas, particularmente los propios y comunes.

EL PATRIMONIO Y LA HACIENDA MUNICIPAL

Los propios son el conjunto de bienes comunes sin más distinción que lo que eran las fincas productivas y de cuyos beneficios se aplicaban a los gastos que originaban el consejo y las fincas no productivas, cuyo aprovechamiento era común y gratuito de todos los vecinos. Estos bienes comunales tuvieron su origen en los repartimientos de tierras que el Rey hizo tras la Reconquista tanto él como los señores despojaron de sus derechos o pertenencias en beneficio común de los vecinos . La legislación respecto a este patrimonio comunal ha sido constante, disponiendo Juan II sobre el derecho de guardar estos bienes, los Reyes Católicos insistirán en la buena administración de los propios, pero el abuso y la mala administración continuaban en los ayuntamientos que pese al uniformismo borbónico y a las reglas establecidas por el Marqués de la Ensenada en 1745, a lo largo del setecientos y parte de ochocientos, los bienes de propios son objetos de miles de reglamentos, será el radical cambio del sistema administrativo el que haga que estos bienes que rijan por la Ley de ayuntamientos de 1845.

Toda esta complicada maraña política administrativa también tienen lugar en Hornachuelos . Hay un inventario de los bienes de propios que parecen iniciarse en 1496 y su ultima fecha es de 1773 y otro de 1924 . Pero las cuentas de propios, las rentas , los arrendamientos , etc., constan desde casi principios del siglo XVIII, aunque hay documentos de 1634 y 1641 . Se inician recién terminada la Guerra de la Sucesión en 1715 y parece que no se interrumpen hasta 1806. Las cuentas generales inician su serie en 1826 y llega a nuestros días sin solución de continuidad.

Aparte de estas cuentas del patrimonio, hay interesantísimos informes sobre la clasificación de esos bienes, la limpieza, descuaje y roturación de montes, el repartimiento y sorteo entre los vecinos, así como lo que producían las fincas.También queda reflejada en el Archivo toda la problemática que en el siglo XIX se suscita con los enajenaciones, transmisiones de dominio, desamortizaciones, etc. Hay que destacar también en esta sección dedicada al patrimonio, un informe de los caminos locales y vías pecuarias, así como mapas de términos vecinos de La Cardenchosa, Trassierra, Posadas, Las Navas de la Concepción y Guadalcázar .

Los presupuestos municipales ordinarios constan con tal denominación desde 1886 hasta hoy.Y, también, los extraordinarios y especiales.

No queda Hornachuelos al margen de la presión fiscal permanente a lo largo de la Historia de España . Los libros de alcabalas datan de 1525 . Del Catastro de Ensenada se conservan algunos libros. Los repartimientos de utilidades de 1828, las subastas de alcabalas del viento, jabón, aguardientes, géneros extranjeros, etc. Sin embargo, no es la documentación tributaria antigua muy abundante. Conservada prácticamente en su totalidad la del siglo XIX y XX. Por ejemplo los padrones fiscales de rústica y urbanas están seriados desde 1905. Aunque ya constan desde 1820 documentos cobratorios de la contribución urbana.

Dentro de la documentación de carácter económico , hay unos interesantes documentos sobre olivares y cosechas de hacia 1744 , así como los lugares que había en el termino entre 1645 y 1796.

EL POSITO

Los pósitos fueron unos establecimientos benéficos creados al objeto de ayudar a la gran masa de población menesterosa, por que la situación de los pueblos era de una miseria permanente, en parte debido a las inmensas propiedades territoriales, concentradas en pocas manos, y también a las trabas de la administración, más el atraso general de la agricultura y el comercio. Ante tan nefasta situación, para remediar la falta de subsistencias publicas en alguna circunstancia, y para suministrar a labrador el grano o dinero que le permitiese sembrar, promover cosechas y combatir la escasez , se crean los pósitos, en consonancia con las necesidades económicas de aquellos siglos de la modernidad, aunque las transformaciones económicas que surgieron en el Setecientos y la no adaptación a las mismas, de los pósitos hará que éstos vayan decayendo e intente vivificarse a lo largo del XIX.

De estos establecimientos, de sus leyes, reglamentos, cuadernos de órdenes, prestamos, cuentas, hay una rica documentación: así constan en los libros de sus actas desde 1674 a 1907, libros cobratorios de 1773 a 1843; cuentas desde 1638; préstamos desde 1578 , etc. En definitiva, una serie documental importantísima para estudiar la economía agrícola del pueblo.

Los documentos que conllevan la delimitación del término datan de 1496, pero las cuestiones concernientes a deslindes y amojonamientos con territorios limítrofes se arrastran a lo largo de los siglos modernos (XVI al XVIII ) y llegan hasta nuestros días.

POBLACION , SOCIEDAD Y OTRAS SERIES DOCUMENTALES

Para el estudio de la población de Hornachuelos contamos con censos de población, aunque tardíos pues los primeros que se constatan son de 1881.

Patrones de beneficencia tenemos desde 1828, aunque expedientes de obras pías hay de 1736.

Las series de reclutamientos comienzan en 1728 y no se interrumpen hasta nuestros días. Aunque sí hay incidencias, al igual que en otros municipios, de la sangría demográfica que supusieron las guerras coloniales del último tercio del siglo XIX y principios del XX por los expedientes de prófugos.

Expedientes contemporáneos de la propia administración municipal como correspondencia, urbanismo, sanidad, educación, completan un archivo municipal que aunque, es pequeño es, sin embargo, uno de los que mejor han conservado su documentación. Espero que entre los habitantes de Hornachuelos salgan estudiosos que con tan magnífica documentación, ofrezcan a sus conciudadanos, mediante monografías de su historia local, toda la abundante información que sobre sus antepasados se conserva, y crear la conciencia critica necesaria para que conociendo su pasado y analizando el presente de Hornachuelos sepan proyectar lo político, lo económico, lo social y lo cultural del futuro de este bello pueblo .

DATOS

1. RUIZ CABALLERO , C. y MORALES PEREZ , O. :” El Archivo Municipal de Hornachuelos y su tesoro bibliográfico” . Revista Cultural de Información General de la Villa de Hornachuelos , Nº. 1 ,

(diciembre 1998) , 11-12.

2. ESCOBAR CAMACHO J.Mª. :Córdoba y su Provincia”, Sevilla , II, 1986 , pag. 285 y para una visión mas detallada sobre las ciudades de realengo , y cuando pasan jurisdicción señorial . Vid. El capitulo dedicado a Córdoba y su Provincia , Sevilla II, 1986 pag. 323-381 y los cuadros y mapas que yo mismo elaboré sobre todos los sitados lugares de señorío y realengo .

3. Para una referencia sobre diversidades de la documentación municipal vean MARTINEZ HERNÁNDEZ, MªC. “El patrimonio documental andaluz : necesidad de su conservación e importancia

de su estudio” en El Barroco Andalucía Córdoba , 1984, II, 143-151.

4. Para la formación de los libros de órdenes , privilegios , etc. Vid. Novisima T.III libro VII Tit. Ley III pp.3-4 .

5. Vid Propios Y Comunes en MARTINEZ ALCUBILLA : “Diccionario de administración” , Madrid , 1862-t.v. pp. 525-528.

6. Vid Pósitos , en I bid. , pp 431-432 .

CIERVO






























Orden: Artiodactilos
Familia: Cérvidos
Género: Cervus Especie: Cervus elaphus
Subespecies: Cervus elaphus bolivari (el más común en la península ibérica) y Cervus elaphus hispanicus (Limitado a la zona baja del Guadalquivir) Longitud: de 160 a 250 cms.
Peso: Machos entre 150 y 200 Kg. Hembras entre 75 y 125 Kg.


Cerf élaphe


DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE


El ciervo o venado es un animal esbelto, robusto, bien conformado y de porte majestuoso y altivo. Su corpulencia puede variar de modo considerable, siendo la hembra bastante más pequeña que el macho, del que difiere también por el color del manto. es muy tímido y miedoso, y no muy astuto ni inteligente. El ciervo que conocemos nosotros es una especie muy antigua, de modo que se estima que hace unos 400.000 años tanto el ciervo como su cornamenta comenzaron a configurarse con sus actuales características, aun cuando en los años posteriores evolucionó la forma de la cuerna hasta hacerse más compleja en la corona de puntas que caracteriza a los machos adultos. El ciervo es más activo durante el amanecer y atardecer, siendo su periodo de menos actividad el centro del día. Es una especie marcadamente errática, de forma que raramente pasa más de un día en un mismo lugar, sin molestarse nunca en preparar un encame. El macho suele vivir en solitario, mientras que las hembras, junto con los ejemplares más jóvenes, se organizan en rebaños que pueden ir desde 3 ó 4 ejemplares a más de 20, normalmente dirigidos por una hembra experimentada, que coordina el rebaño manteniendo una rígida jerarquía en la que participan tan solo las hembras más adultas. Este rebaño matriarcal posee un territorio de verano y otro de invierno y ambos son defendidos de la intrusión de otros grupos.

En su desplazamiento, los rebaños (Castells y Mayo, 1993) adoptan una ordenación lineal que en los grupos de hembras está encabezado por la hembra adulta dominante, seguida del resto, que se sitúan en función de la edad; mientras que en el período de celo el grupo está cerrado por el macho dominante, posiblemente con la función de mantener reunido el grupo.